Queridas familias,

el drama de la guerra en Ucrania nos ha conmovido en estos últimos días.
En primer lugar, quería volver con vosotros sobre aquella oración preciosa y profética que en el año 1991, en otro contexto, compuso San Juan Pablo II:

«En comunión con María, la madre de Jesús,
te suplicamos aún:
habla a los corazones de los responsables de las suertes de los pueblos,
detén la lógica de la represalia y de la venganza,
sugiere con tu espíritu soluciones nuevas,
gestos generosos y de paciente espera,
más fecundos que los apresurados vencimientos de la guerra.
Concede a nuestro tiempo días de paz.
Nunca más la guerra.
Amén».

Ante esta guerra terrible, nuestra primera obligación y nuestro primer deseo es rezar por la paz. Lo haremos en el colegio de un modo especial durante estos días con los alumnos y también con las familias. Además, el colegio ha facilitado la colaboración con algunas asociaciones reconocidas para llevar medicinas y alimentos a Ucrania. Algunas de las familias del colegio se han implicado todavía más, colaborando y viajando incluso a Ucrania para ofrecer ayuda a familias de allí en una labor más que encomiable. Nos admira, ciertamente, su generosidad.

A toda la comunidad educativa, os pedimos que os unáis a nuestra oración por la paz. Lo que sin duda nos demuestra esta guerra es que necesitamos un Redentor, que la pretensión de una «paz universal» fundada en las solas fuerzas humanas, no se sostiene. En esta Cuaresma caminamos precisamente al encuentro del Redentor.
Un saludo muy cordial a todos,

P. Carlos Granados